Cuando tenía 17 años, sentía una enorme presión por decidir qué quería hacer por el resto de mi vida. Estamos claros que todos decretamos ese momento como uno definitorio; uno que irá a predecir el curso de nuestra vida profesional y últimamente nuestra felicidad laboral.
Al escribir esto, no puedo evitar recordar mi actitud cuando decidí ser ingeniero civil. Me gustaban las matemáticas (yo sé, mega nerd), me desenvolvía bien en ciencias y tenía una empresa familiar respaldando mi decisión; así que parecía natural seguir este camino. De alguna manera, sentí un alivio extraordinario no solo porque finalmente había tomado una decisión trascendental en el momento, sino porque ya podía “enfocarme” y “concentrarme en lo mío”. Me dedicaría solo a estudiar lo que iba a utilizar en mi carrera, a desarrollar las habilidades que necesitaría para desempeñarme en mi profesión eficientemente y a eliminar todo aquello que no tuviera relación alguna con mi futuro trabajo… ya sabes, “enfocarme”.
Esto hizo que abandonara muchos de mis hábitos predilectos. Ya no escribía con frecuencia ni me distraía con cosas “inservibles” de moda o cualquier otro tema que me interesara. No tenía tiempo que perder. Mi actitud ante mi vida profesional fue basada en un consejo semi-anticuado que me dieron un día: “Especialízate. Busca ser la mejor en una sola cosa para que resaltes y te destaques del montón. No es inteligente hacer varias cosas al mismo tiempo.”
Para resumirles el cuento (en vista de que básicamente ya saben el final de esta historia), claramente no seguí ese consejo mucho tiempo. Si bien para mi es natural tener habilidades para resolver ecuaciones y problemáticas de carácter numérico, también es natural mi fascinación por la moda y el arte de escribir. Si nuestras personalidades no son unilaterales, ¿por qué nuestra vida laboral debería serlo?
La curiosidad es algo bueno. Es más, es algo increíble. Gracias a ella, millones de personas ya no ven sus trayectorias profesionales como una línea recta. En lugar a esto, puedes tener una posición a tiempo completo, varios trabajos a tiempo parcial, ser freelance o cualquier combinación de las anteriores; resultando en flexibilidad, independencia y tiempo para perseguir proyectos colmados de pasión. Hemos llegado a un punto en donde el concepto del éxito profesional lo creamos nosotros.
Sin embargo, así como es liberador, también es demandante. No les mentiré que cuando decides tomar este camino, debes encontrar un equilibrio ideal para no perder la cabeza. Ejercer como ingeniero civil y trabajar freelance en marketing y en moda, me ha dado la fortaleza para organizarme, experimentar nuevos desafíos a diario y buscar satisfacer siempre esa curiosidad que se asoma ante nuevas posibilidades. Lo más importante de todo es asegurarte de que disfrutes absolutamente todos tu trabajos o actividades: no hay gratificación más excepcional que esta.
