Hace algunos años, empecé a experimentar un sentimiento incómodo que rápidamente se convirtió en uno de mis secretos mejores guardados: me sentía como un fraude. Es algo muy difícil de compartir, ya que nadie quiere aceptar en voz alta que no merece sus logros o reconocimientos sin sonar como una víctima en búsqueda de atención; pero por un largo rato sentía que luchaba a diario con sentimientos de inseguridad e incompetencia, preguntándome constantemente “¿qué me da el derecho de estar aquí?”, incapaz de interiorizar mis éxitos.
Luego, descubrí que no estaba sola. Este sentimiento que ocultaba en mi interior, era más común de lo que pensaba: compartía con millones de hombres y mujeres el síndrome del impostor.
Este fenómeno psicológico, refleja la creencia de que eres un fracaso o un incompetente a pesar de que exista evidencia indicando que eres hábil y exitoso. Este término, fue acuñado por los psicólogos clínicos Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, cuando descubrieron que a pesar de tener pruebas externas adecuadas de logros, las personas con el síndrome del impostor dudaban de ellos y presentaban un temor persistente (a menudo internalizado) de exponerse como un fraude. De acuerdo a un artículo publicado por el International Journal of Behavioral Science, se estima que el 70% de las personas experimentan este tipo de sentimientos en algún momento de sus vidas.
Al adentrarme en el tema, sentí la necesidad inminente de comunicar lo que poco a poco iba descubriendo. Es por eso que hablé con Stephanie Essenfeld de @therapyuntangled (una mujer increíble que tienen que seguir religiosamente) para que me instruyera propiamente sobre esta experiencia.
¿Cómo podemos combatirlo?
¿Cómo podemos identificar que padecemos este fenómeno?
Stephanie recomienda hacerte las siguientes preguntas:
¿Temes que las personas importantes para ti puedan descubrir que no eres tan capaz como creen que eres o que se enteren que eres una “farsante”?
¿Es difícil para ti aceptar cumplidos o elogios sobre tu inteligencia o logros?
A veces, ¿sientes que tu éxito se debe a algún tipo de suerte?
¿Te comparas mucho con los demás y piensas que son más inteligentes que tú?
¿Piensas que obtuviste éxito porque estabas en el lugar correcto en el momento correcto o conocías a las personas adecuadas?
Al recibir muchos elogios y reconocimiento por algo que has logrado, ¿tiendes a descartar la importancia de lo que has hecho?
¿Tiendes a recordar los incidentes en los que no has hecho el mejor esfuerzo más que en aquellos momentos en que has hecho tu mejor esfuerzo?
¿A veces sientes o crees que tu éxito en tu vida o en tu trabajo ha sido el resultado de algún tipo de error?
Las personas que sienten que son impostores, generalmente tienen expectativas demasiado altas e insostenibles en cuanto a metas y competencias sobre ellos mismos. A nadie le gusta fallar, pero los impostores experimentan vergüenza muy extrema cuando lo hacen.
Probablemente la señal más grande de que tienes el “Síndrome de Impostor” es el sentimiento persistente de que eres un fraude: que un día la gente se dará cuenta de que no eres todo lo que creen que eres, que no estás tan calificado como tus compañeros o que tuviste la suerte de llegar a tu puesto pero no lo mereces. En resumen, un lío de nocividad extrema.
De igual manera, la experta en el síndrome del impostor Valerie Young, quien es autora de un libro sobre el tema denominado “Los Pensamientos Secretos De Mujeres Exitosas”, encontró patrones de conducta en las personas que experimentan sentimientos de impostor:
Los «perfeccionistas», establecen expectativas muy altas para sí mismos e incluso así cumplan el 99% de sus objetivos, se sentirán como fracasos. Cualquier pequeño error les hará cuestionar su propia competencia.
Los «expertos», sienten la necesidad de conocer cada pieza de información antes de comenzar un proyecto, buscando constantemente nuevas certificaciones para mejorar sus habilidades y si les falta desarrollar alguna destreza se sentirán como fraude.
El «genio de naturaleza», es el que cuando tiene que luchar o trabajar duro para lograr algo, piensa que significa que no son lo suficientemente buenos. Están acostumbrados a las habilidades que vienen fácilmente y, cuando tienen que esforzarse, su cerebro les dice que es una prueba de que son un impostor.
Los «solistas», sienten que tienen que realizar tareas por su cuenta. Es por ello que cuando necesitan pedir ayuda, sienten que son un fracaso o un fraude.
Los «superhombres» o las «supermujeres», se esfuerzan por trabajar más duro que quienes los rodean para demostrar que no son impostores. Sienten la necesidad de tener éxito en todos los aspectos de la vida: en el trabajo, como padres, como socios, hijos y pueden sentirse estresados cuando no están logrando algo.
¿Cuáles son las razones por la cual presentamos esta experiencia?
A pesar de que este fenómeno es un tema popular, todavía existe mucha incertidumbre sobre las causas. Algunos expertos tienen la creencia de que está relacionado con los rasgos de la personalidad como el neuroticismo; mientras que otros consideran que las causas remontan a la niñez y a la dinámica familiar.
A veces, los recuerdos de la infancia, como la sensación de que nuestras calificaciones nunca fueron lo suficientemente buenas para nuestros padres o que nuestros hermanos nos superaron en ciertas áreas, pueden dejar un impacto duradero. La gente a menudo internaliza estas ideas: para ser amados necesito lograr “tal cosa” y si no lo logro soy un fraude.
Estas personas también tienden a buscar el reconocimiento y la aprobación de terceros, a pesar de que cuando lo obtienen, sienten que éste está basado en otras causas (suerte, amabilidad) y no en sus capacidades. Es difícil interiorizar y creer en nuestros propios éxitos, especialmente si nos han dicho en el pasado que no somos suficiente o dignos de ellos.
A pesar de que no sea una causa muy recurrente, las redes sociales pueden tener un impacto negativo en las personas que padezcan estas emociones; ya que con el pasar del tiempo, es más palpable la presión de alcanzar la perfección. “Lo que mostramos en la redes es lo que nosotros queremos que vean, no la realidad. Las fotografías son utilizadas para proyectar una perfección socialmente construida que simplemente no existe. Necesitamos recordarnos que somos personas reales”, establece Stephanie.
¿Qué estrategias debemos aplicar para mejorar esta experiencia?
Pregúntate lo siguiente:
«¿Qué creencias fundamentales tengo sobre mí?»
«¿Creo que soy digno de amor como soy?»
«¿Debo ser perfecto para que otros me aprueben?»
Debes sentirte cómodo al enfrentar algunas de esas creencias que tienes sobre ti mismo. Esto puede ser difícil porque es posible que ni siquiera te des cuenta de que los tienes, pero aquí hay algunas técnicas que puede usar:
Comparte tus sentimientos. Habla con otras personas sobre cómo te sientes. Estas creencias irracionales y sentimientos encontrados tienden a desarrollarse cuando están ocultas y no se mencionan.
Si crees que eres incompetente en situaciones sociales y en tu desempeño profesional, haz una evaluación realista de tus habilidades. Escribe tus logros y las cosas es las que eres bueno. Luego, compáralos con tu primera auto-evaluación mental.
Da pasos pequeños. No te centres en hacer las cosas perfecto; sino más bien haz las cosas razonablemente bien y recompénsate por actuar. Pregúntate: ¿Tiene sentido que me sienta un fraude, dado a todo lo que sé y a todo el esfuerzo que le dedico a mi trabajo?
Intenta no compararte. Cada vez que te comparas con otros en una situación social, encontrarás algún defecto en ti mismo que alimenta la sensación de no ser lo suficientemente bueno o de no pertenecer. En cambio, durante las conversaciones, concéntrate en escuchar lo que la otra persona está diciendo. Interésate en aprender más sobre esa persona y en alegrarte por los demás. Así como esa persona tiene ámbitos de su vida que se encuentra mejor que tú, tú también tienes ámbitos de tu vida en las que te encuentras mejor que el/ella.
Usa las redes sociales moderadamente. El uso excesivo de las redes sociales puede estar relacionado con sentimientos de inferioridad. Si intentas retratar una imagen en las redes sociales que no coincide con lo que realmente eres o de lo que es imposible de lograr, eso solo empeorará tus sentimientos de fraude. Baja la guardia y deja que otros vean tu verdadero yo.
No luches contra los sentimientos de no pertenecer. Trata de apoyarte en ellos y acéptalos. Comienza a desenredar esas creencias centrales que te están frenando.
No importa cuánto sientas que no perteneces, no permitas que eso te impida alcanzar tus metas. Sigue avanzando y no te estanques.
Recuerda que si sientes que estas emociones se agravan inminentemente y que está afectando tu vida personal y profesional, debes hacer una cita con un psicólogo o un terapeuta para que te provea las herramientas necesarias para superar tus obstáculos internos.