Desvanecete

“That Girl” Social Media Aesthetic:

¿realista y motivador o tóxico y fantasioso?

Todos conocemos a ‘That Girl” en TikTok o Instagram. La que tiene toda su vida en perfecto orden: se levanta temprano, hace ejercicio, come muy sano, mantiene su casa limpia y organizada. Tiene el equilibrio perfecto entre el trabajo, la vida y la sociedad.

Y, a pesar de que todos estos hábitos son beneficiosos y saludables, ¿es realista y motivador? ¿o establece estándares tóxicos e imaginarios?

En el 2020, las redes sociales estallaron con hacks de productividad y optimización a raíz del confinamiento extendido; acuñando el término frecuentemente utilizado “productividad tóxica”. Si bien esta nueva filosofía hace referencia a la clásica “adicción al trabajo”, ésta se encuentra esencialmente definida como el deseo malsano de ser productivo a todo momento. Es esa necesidad constante de dar un esfuerzo extra al punto en el que te sientes culpable por “no hacer”.

De esta productividad tóxica, nacieron numerosas corrientes que tomaron su curso en las redes sociales; entre ellas, “That Girl”. Ella se despierta entre las 5 y 6 de la mañana, hace ejercicio, bebe un jugo verde y escribe en su diario y/o medita antes de iniciar a trabajar. Tiene un trabajo perfecto, viste excepcionalmente y se destaca en todas las áreas de su vida.

Este fenómeno con 3100 millones de visualizaciones en TikTok, está repleto de creadores que compilan resúmenes encarnando a esta persona hiper-productiva y súper eficiente que prioriza el bienestar a la perfección; creando una estética visualmente impactante a la que aspirar y emular. 

Sin embargo, esta tendencia ha generado una reacción violenta por parte de muchos consumidores por su descripción poco realista de lo que es posible para las masas; y, al ser una extensión del “Hustle Culture”, es rechazada por sus consecuencias nocivas en la salud mental al establecer estándares inalcanzables no solo en la belleza, sino también al proponer un estilo de vida que es casi imposible de mantener a largo plazo.

De igual forma, “That Girl” es la representación de la fijación que tiene el internet de promover la superación personal, especialmente en las mujeres. Esta tendencia romantiza la idea de que ellas deben tener sus vidas organizadas a la perfección, aún cuando puede que no siempre sea así. Ella logra sus objetivos con facilidad. Ella es el epítome de la salud y la riqueza. Ella es atractiva, pero de una manera natural y sin esfuerzo. La mujer ideal siempre está optimizándose. 

No considero que esta tendencia sea completamente tóxica. El bienestar es bueno con moderación y, ciertamente, en el contenido se exhiben consejos y trucos que puedes tomar para optar por hábitos más eficientes. En ocasiones, estos videos pueden generar la motivación que necesitas para salir a caminar, preparar una comida saludable o practicar la gratitud o la meditación.

El problema principal yace en que, en este momento de nuestras vidas, nos estamos comparando más que cualquier otra generación en la historia. Nos encontramos bombardeados constantemente con imágenes de amigos, conocidos y extraños a diario que muestran la versión óptima de sus vidas y tendencias como estas refuerzan (especialmente en un público predominantemente joven) que este tipo singular de mujer es el ideal; fortificando los estándares de belleza eurocéntricos arraigados en la sociedad. 

De igual forma, también nos condiciona a creer que siempre podemos hacerlo mejor: comer más limpio, hacer más ejercicio y adoptar una rutina de cuidado cada vez más rigurosa; y si bien no existe nada en contra de trabajar constantemente hacia tu mejor versión, convertirte en esclavo de una perfección que es humanamente imposible de alcanzar tiende a generar ansiedad, insatisfacción y frustración a corto y largo plazo.

Insisto en que no hay nada de malo en querer conformar mejores hábitos y trabajar duro para lograr las metas que te propones. Lo importante, es reconocer cuando se está promoviendo el bienestar real sobre los actos performativos (sentimos la expectativa de mostrar nuestras vidas perfectas a nuestras “audiencias”). Hazlo por y para ti, no porque necesites validación externa. #ThatGirl no es para todas, ni es para siempre.

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